sábado, 19 de marzo de 2011
consultas con la almohada
Accidia tiene ya una estructura, lo que es mucho decir tratándose de nosotros. De la habitación pasamos a Londres, volvemos a la habitación, viaje a Cuba, de ahí al terremoto, al cine a ver nuestra peli, del cine al frío y de ahí a la lluvia, para rematar con un epílogo.
Óscar ya se ha dado cuenta de dónde se ha metido y nos trae elementos como la cama, el autobús, la lámpara o el somier, aunque sospechamos que le asusta nuestra asombrosa facilidad de imaginarnos cosas difíciles de realizar sin darnos cuenta.
Nosotros buscamos las partes del cuerpo que acogen nuestras frustraciones, nuestras dudas o nuestros complejos (recomendación: La historia del amor, de Nicole Krauss) a la vez que nos pinchamos, tiritamos, titubeamos o relinchamos, en una constante mutación que nos deja ligeramente alelados al terminar.
Planteamos un pequeño descanso en la danza hasta que Olga vuelva de esas giras maravillosas, pero en casa seguiremos trabajando en lo demás, rematando todo aquello que es necesario. La cama nos sirve ya exclusivamente para seguir dándole vueltas a las cosas, retorciéndolas y eligiendo caminos no demasiado transitados y soluciones arriesgadas. Por eso la dejamos siempre deshecha.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario