miércoles, 4 de mayo de 2011

Llegó la hora.

Ya estamos instalados en el Rialto, y parece que por fin toca asumir que mañana bailamos. Todo el equipo aguanta sin salir del teatro y sin comer si es necesario para que esté todo a punto.
Lo de las luces parece que ya está listo, Max es un genio del que todos nos enamoramos sin remedio. Algunas sabidurías están exentas de toda soberbia y él nos lo demuestra, aunque no le gusten los Mac ni las Canon.
Las grabaciones in situ también parece que están. Biel no dormirá demasiado esta noche si tiene que editar todo el material, pero no pasa nada, porque para eso es joven.
Óscar le da los últimos retoques a la maqueta después de tener que cambiar toda su estructura. Cosas del Rialto, que tiene una visibilidad extraña.
Raquel está haciéndose más kilómetros que en su vida. La vida de la productora es ingrata porque haces un montón de compras pero nada es para ti. Lucía no compra tanto pero le da tiempo a mantener la vida de la compañía ahora que ésta se encuentra recluída en el teatro.
Los cuerpos de Santi y Olga se resienten pero lo soportan. Los nervios se agudizan pero los suavizamos con muchas risas.
Y Tatiana dirige el conjunto con pequeños momentos de suspiros que proceden directamente de la planta de los pies.
El 5 de mayo ha llegado.
Las 21 horas se acercan.
Está el aforo casi lleno.
Después del estreno tendremos nuestra FiestAccidia en el A Contar Mentiras, así que seguiremos disfrutando un poco más después de que se apaguen las luces del teatro. Unas cervecitas y unos frutos secos nos vendrán bien, y puede que tengamos ganas de hablar de la pieza o que prefiramos hablar de nuestras cositas, que también son importantes aunque llevemos un tiempo ignorándolas para darlo todo en este montaje.


Vente a compartirlo con nosotros, va.

1 comentario:

  1. lo entregásteis todo y se notó. Fue precioso, intenso y tremendamente catártico. Gracias a todos por entregarnos vuestra pasión.

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